
¿Alguna vez has mirado un coche aparcado y, sin conocer al dueño, puedes adivinar algo sobre su vida? Quizá tenía una baca con una tabla de surf oxidada, o un portabicicletas con rastros de barro seco. A veces, son los accesorios del coche los que nos cuentan más de una persona que su perfil en redes sociales.
Y es que hay algo profundamente personal en los complementos que elegimos para nuestro coche. No se trata solo de mejorar la utilidad del vehículo, sino de darle carácter. Por ejemplo, la bola de remolque. Puede parecer un elemento frío y técnico, pero para algunos es la puerta a veranos de camping, a domingos de pesca o a fines de semana transportando muebles para amigos. Su presencia dice: “Estoy listo para mover cosas grandes”.
Luego están los que viven por y para la escapada. Los portabicicletas hablan de un estilo de vida activo, de gente que prefiere pedalear en una montaña antes que ver una serie en casa. Hay un tipo de orgullo en llevar la bici detrás del coche, como un estandarte personal que declara: “yo elijo caminos de tierra”.
Pero quizá el accesorio más simbólico es la baca. Durante décadas, ha sido compañera fiel de familias que van al pueblo, de surfistas camino a la costa o de parejas que se lanzan a lo desconocido con solo una tienda de campaña y un par de mochilas. Hoy en día, muchas bacas modernas ya no son solo funcionales, también estéticas. Algunas parecen parte del diseño del coche, con acabados en negro mate o aluminio anodizado, integrándose con elegancia.
Ahora bien, más allá de estos grandes clásicos, hay detalles que pueden parecer menores pero dicen mucho. Los cubrevolantes personalizados, las pegatinas de lugares visitados, las luces LED interiores o incluso los espejos retrovisores con cámara incorporada. Cada elección habla del tipo de conductor que eres: ¿te gusta la tecnología? ¿Eres más vintage? ¿O simplemente necesitas tener todo bajo control?
También están los accesorios invisibles, esos que no se ven pero se sienten: sensores de aparcamiento, cámaras traseras, sistemas de navegación integrados… No todos son visibles al ojo, pero mejoran la experiencia de conducción de una forma tan sutil que muchos no sabrían vivir sin ellos una vez que los prueban.
Y por supuesto, hay quien lleva el interior de su coche como si fuera una segunda casa. Desde neveras portátiles hasta almohadas cervicales o mesitas plegables. Todo esto cobra especial sentido en viajes largos o para quienes pasan muchas horas en carretera por trabajo. El coche deja de ser un medio de transporte para convertirse en una burbuja personal, con todo lo que necesitas a mano.
Al final, los complementos no son simples objetos. Son decisiones que reflejan una manera de estar en el mundo. Pueden parecer prácticos, pero todos encierran algo emocional. Porque cada vez que instalas un nuevo accesorio en tu coche, no solo le estás añadiendo una función. Estás dejando una marca. Una pista. Una historia.